The Only Way is Up - Otis Clay- Yazz And The Plastic Population. Y las canciones que nos recuerdan que siempre puedes volver a levantarte. - Exile on Song Sreet

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sábado, 4 de noviembre de 2023

The Only Way is Up - Otis Clay- Yazz And The Plastic Population. Y las canciones que nos recuerdan que siempre puedes volver a levantarte.

 Había una vez un niño, y no existía internet. Y a ese niño le gustaba la música. ¿Entonces qué hacía para escuchar música? Pues poner la radio, y ahí descubrió que existían discos donde venían todas aquellas canciones. Y empezó a ahorrar su paga y comprarse algunos de aquellos discos, donde venían algunas de aquellas canciones. 

Y entre todos esos discos, hubo un recopilatorio, era de música disco, pero no de la de ahora, sino de las de aquellos años 80, cuando el acid jazz amenazaba con invadir cualquier rincón de nuestras vidas. 

Ese niño, no recuerda mucho de ese disco, pero había una canción: 

The Only Way is Up y la interpretaban Yazz and The Plastic Population

La canción habla de cuando todo está boca abajo, cuando te sientes que lo has perdido todo, que la ilusión te ha abandonado, y de repente llega alguien y te dice: -Hey! No importa, siempre habrá una manera de que todo salga bien. 

Bueno, pues esta canción tiene un poco de eso, y quizás por eso, a ese niño que no recuerda el resto de canciones de aquel disco, esta canción le sigue resonando en su interior como el primer día. 


Y lo cierto, es que aquel niño creció, y dejó hace muchos años de escuchar aquella música de consumo facilón, para empezar a escuchar otras cosas. Con el tiempo escribió un blog que acabó reseñado en El País, uno que hablaba de versiones. Uno que años más tarde lo retomó con otro formato, para acabar descubriendo, entre otras cosas, que aquella canción que para él era tan especial, en realidad no era más que una versión. 

Porque sí, queridos lectores y lectoras, aquella canción la habían escrito los compositores George Jackson y Johnny Henderson, quienes se la cedieron a Otis Clay para que le grabara en 1980, para un álbum que, de una manera extraña, se publicó en Japón en 1982 y en los Estados Unidos en 1985. 
Y la canción, que sonaba así, pasó sin pena ni gloria. 




Pero sembró una semilla, y aquí estamos 25 años después de que aquel niño que fui la escuchara por primera vez.




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